Departamento de Inglés- Viaje de Estudios a Canterbury-2009
Como habíamos programado este año, en Febrero, un grupo de 26 alumnos de 4º de ESO y 1º de Bachillerato , acompañados por tres profesoras del departamento de Inglés :Carmen Rodríguez, Amelia Velasco y Carmen Lucas pasamos 6 días en la hermosa ciudad de Canterbury, Inglaterra.
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En Canterbury hay varios edificios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El más hermoso de estos es su famosa Catedral, lugar de peregrinaciones durante la edad Media para visitar la tumba donde estaba enterrado Sto. Thomas Becket .
Salimos desde el aeropuerto de Valladolid el 22 de Febrero y volvimos el 27. Nos alojamos en habitaciones compartidas con familias, que resultaron bastante amables. Los alumnos asistieron a clases en St Peter´s School of. English. Los grupos eran reducidos y las clases muy dinámicas. En el colegio conocieron a más chicos de otras nacionalidades, lo cual resultó muy interesante. Por la tarde- noche el colegio organizó un par de fiestas “with music, drinks and snacks”.
Por las tardes visitamos la hermosa Catedral, asistimos a una representación de los Cuentos de Canterbury de Chaucer y un guía de St. Peter´s nos acompañó en una visita por la ciudad.
Otro día hicimos una excursión a Londres donde vimos Buckingham y El Parlamento , paseamos por la orilla del Támesis, y por Oxford Street , visitamos el British Museum y por último volvimos en metro a Enbankment , donde nos recogieron los minibuses que nos llevaron de vuelta a Canterbury.
La experiencia ha sido muy positiva y lo hemos pasado muy bien, además de practicar bastante inglés en clase, en la calle y con las familias. Tanto los alumnos como las profesoras nos hemos divertido y hemos aprendido, por lo que esperamos repetir el año que viene. ¡ Ah, y tuvimos un tiempo bastante aceptable!
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Sistema de extinción de incendios en campanas extractoras
Extintores co2 2 kg
Extintor 6 kg abc
En el ámbito de la seguridad contra incendios, existen soluciones que, aunque discretas, resultan absolutamente decisivas para contener un siniestro. Entre ellas, el collarín intumescente ocupa un lugar privilegiado. Este elemento, concebido para sellar huecos y evitar la propagación del fuego a través de tuberías, es una pieza indispensable en el diseño y ejecución de cualquier infraestructura que cumpla con las exigencias normativas y de seguridad.
Su función es sencilla pero vital: cuando una tubería plástica combustible se expone a temperaturas extremas, el collarín se expande, bloqueando el paso del fuego, el humo y los gases. Sin embargo, no todos los sistemas de tuberías requieren la misma protección, y conocer qué tipos de conductos deben contar con este escudo es esencial para garantizar la integridad de un edificio.
El collarin intumescente es un dispositivo de protección pasiva que se instala alrededor de tuberías combustibles en pasos a través de paredes, suelos o techos. Está fabricado con materiales que, al alcanzar temperaturas de entre 150 °C y 200 °C, incrementan su volumen de forma exponencial. Este fenómeno sella el hueco que deja la tubería al fundirse, bloqueando cualquier ruta de propagación del incendio.
Su uso está contemplado y exigido en el Código Técnico de la Edificación (CTE) y en diversas normativas europeas, convirtiéndolo en un componente obligatorio en proyectos de construcción y rehabilitación. Esta exigencia no es burocrática: responde a una necesidad técnica comprobada para ganar tiempo crucial en la evacuación y en las labores de extinción.
La colocación de un collarín no es un mero trámite; su correcta elección y ubicación pueden marcar la diferencia entre un fuego contenido y una propagación incontrolable.
Las tuberías plásticas combustibles representan el principal campo de actuación del collarín intumescente. Materiales como PVC, polietileno o polipropileno, al entrar en contacto con el fuego, se derriten y desaparecen, dejando libre un hueco que actúa como autopista para las llamas y el humo.
Los tipos de tuberías plásticas más frecuentes que requieren esta protección incluyen:
PVC (Policloruro de vinilo)
PE (Polietileno)
PP (Polipropileno)
ABS (Acrilonitrilo Butadieno Estireno)
PB (Polibutileno)
PPR (Polipropileno Random)
Multicapa (PE-AL-PE o PEX-AL-PEX)
En estos casos, el collarín se comporta como un escudo activo, reaccionando al calor y sellando de forma hermética el hueco. Esta respuesta inmediata es fruto de un diseño ingenieril especializado, enfocado en bloquear la propagación en los primeros instantes del incendio, cuando las decisiones técnicas determinan el desenlace.
Además de los collarines intumescentes tradicionales, existen manguitos intumescentes, diseñados para actuar en lugares donde el espacio o la configuración de la instalación impiden colocar un collarín convencional. Estos manguitos se instalan directamente sobre la tubería y, al igual que el collarín, expanden su material reactivo ante el calor para obturar el hueco.
Los manguitos son especialmente útiles en pasos técnicos estrechos, falsos techos o instalaciones ya existentes en las que no es viable desmontar tramos para la colocación de un collarín. Su versatilidad y eficacia los convierten en un complemento esencial para garantizar la continuidad de la protección pasiva en cualquier proyecto.
Si bien las tuberías metálicas como el acero o el cobre no se funden ni desaparecen en un incendio, esto no significa que estén exentas de riesgo. Los huecos entre el tubo y el elemento constructivo que atraviesa —ya sea un muro, un forjado o un techo— pueden convertirse en un canal por el que el fuego y el humo se propaguen.
En estos casos, el collarín intumescente no actúa por colapso del tubo, sino como barrera de estanqueidad, rellenando el espacio libre y evitando fugas de gases y calor. Aunque su uso en este contexto pueda parecer secundario, su aporte a la integridad de la sectorización contra incendios es crucial.
Para que un collarín o un manguito intumescente cumpla su función, su instalación debe ser precisa y conforme a la normativa. Entre los errores más comunes se encuentran:
Uso de modelos no homologados, que no garantizan la expansión y resistencia requeridas.
Colocación en diámetros incorrectos, lo que impide el sellado completo del hueco.
Instalación en posiciones inadecuadas, dejando expuestos puntos vulnerables.
Falta de fijación mecánica correcta, reduciendo su estabilidad durante el incendio.
La única manera de evitar estas deficiencias es confiar en técnicos cualificados y empresas especializadas en protección pasiva contra incendios, que no solo conocen la teoría, sino que aplican criterios prácticos para maximizar la seguridad.
En España, la instalación de collarines intumescentes está regulada principalmente por el Código Técnico de la Edificación y por normas UNE específicas que establecen las condiciones de resistencia al fuego y procedimientos de ensayo. Estas exigencias buscan garantizar que, en caso de incendio, los pasos de instalaciones no comprometan la sectorización ni permitan la propagación.
El cumplimiento de estas disposiciones no es solo una cuestión de seguridad, sino también de responsabilidad legal. Un fallo en la instalación o la ausencia de estos elementos puede derivar en sanciones, paralización de obras o responsabilidades penales en caso de siniestro.
Implementar correctamente collarines intumescentes, manguitos intumescentes y demás soluciones de sellado no es un gasto, sino una inversión. Cada uno de estos elementos trabaja en silencio, esperando un escenario que ojalá nunca ocurra, pero para el cual deben estar listos sin margen de error.
La protección pasiva contra incendios es una estrategia silenciosa pero decisiva: no necesita energía, no depende de la acción humana y actúa desde el primer segundo del fuego. Su presencia en un edificio es una señal de que se ha pensado en la seguridad de forma integral, desde la arquitectura hasta el mantenimiento.
Los collarines intumescentes protegen principalmente las tuberías plásticas combustibles, aunque también cumplen un papel importante en sellar huecos alrededor de tuberías metálicas. Los manguitos intumescentes complementan esta protección en espacios donde el collarín no es viable, asegurando que cada paso de instalación esté blindado frente a un incendio.
Seleccionar, dimensionar e instalar correctamente estos elementos es una decisión que salva vidas, protege bienes y garantiza el cumplimiento legal. En un incendio, la diferencia entre un susto y una tragedia puede depender de un detalle tan discreto como un anillo de material expansivo alrededor de una tubería.